El presidente Gabriel Boric llamó a la reflexión, a no olvidar el pasado y seguir adelante.
Un fuerte compromiso con la democracia y una mirada reflexiva sobre la etapa de violencia y violaciones a los derechos humanos que generó el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, hace 50 años, fue el eje de la recordación oficial encabezada por el presidente de Chile, Gabriel Boric, que contó con la presencia de dirigentes y mandatarios extranjeros, pero no con representantes de la pinochetista Unión Demócrata Independiente (UDI), que reivindicó la asonada y se autoexcluyó de la recordación.
Boric recordó al presidente socialista Salvador Allende, depuesto y muerto ese día mientras aviones bombardeaban el Palacio de la Moneda, sede del gobierno, enfrente del cual está hoy la Plaza de la Constitución, donde se montó la enorme carpa adonde se realizó el acto central.
Allí Boric, de 37 años, llamó a la reflexión, a no olvidar el pasado y seguir adelante en la vía democrática.
“Hoy, como han dicho quienes me antecedieron, conmemoramos una fecha que es dolorosa y sin duda un punto de inflexión de nuestra historia, historia que es compartida, que trajo muerte, sufrimiento, persecución y pobreza”, dijo el mandatario.
Boric reiteró su llamado a no relativizar el golpe y criticó a quienes insisten en que no había otra alternativa, al afirmar que “por supuesto que había otra alternativa y el día de mañana cuando vivamos otra crisis siempre va a haber otra alternativa que implique más democracia y no menos”.
Antes de tomar la palabra, Boric compartió con los asistentes un video con un mensaje del presidente argentino, Alberto Fernández, quien se excusó por los problemas de agenda que le impidieron participar del acto y afirmó que el día del golpe de Estado fue también el día donde “la tragedia empezó en Chile”.
Estuvieron presentes en la recordación los mandatarios de México, Andrés Manuel López Obrador; de Colombia, Gustavo Petro, de Bolivia, Luis Arce, de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa.
A las 11:50 de la mañana (la hora de inicio del bombardeo al Palacio de la Moneda) y luego de un minuto de silencio, la senadora socialista Isabel Allende Bussi, hija del expresidente e invitada nacional para hablar en el acto realizó un relato de lo que fue su experiencia en ese fatídico día, en el que murió su padre, y señaló que “la memoria es un primer paso para llegar a la verdad”.
La argentina presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, fue invitada a abrir el acto, donde en la misma línea afirmó que “no hay que dejar un instante de recordar” por los hechos sucedidos en dictadura y que tanto Chile como Latinoamérica “tienen que seguir con la democracia presente” en “memoria, verdad y justicia”.
“Nunca más, esa es la palabra”, fue la frase emblemática que eligió la dirigente argentina para cerrar su intervención.
Previo al acto, mientras los presidentes extranjeros e invitados especiales ingresaban a La Moneda, parlamentarios y partidarios de los partidos de izquierda rindieron honores al fallecido presidente Salvador Allende al pasar por la histórica puerta de la calle Morandé 80, una de las laterales del Palacio.
Luego se dirigieron a la estatua de Allende en la Plaza de la Constitución, donde con claveles rojos y puños en alto gritaron “compañero Salvador Allende, presente, hoy y siempre”.
Junto a la estatua de Allende, que a sus espaldas tiene el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, hay arreglos florales con las banderas de Argentina, Brasil y Uruguay, y cada invitado que pasa a sus pies, saluda al derrocado presidente socialista con el puño en alto.
Al ingresar los invitados especiales y presidentes extranjeros al acto ciudadano en la Plaza de la Constitución, la ovación más grande fue para la expresidenta Michelle Bachelet.
El segundo aplauso más grande fue cuando ingresó el presidente de Chile, Gabriel Boric, quien saludó con un abrazo a Bachelet, Isabel Allende y Baltasar Garzón, todos los invitados y presentes aplaudieron de pie.